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Revista Facultad de Jurisprudencia No.15
IMPLICACIONES Y DESAFÍOS PARA LA FORMACIÓN DE
ABOGADOS EN LA PUCE ANTE LA IRRUPCIÓN DE LA IA
Graciela Monesterolo-Lencioni
Pontifcia Universidad Católica del Ecuador
Alejandra Cañadas-Armijos
Pontifcia Universidad Católica del Ecuador
RESUMEN
El uso de la IA, así como la de cualquier
otra herramienta tecnológica y metodologías
innovadoras, debe estar alineada al logro
de las competencias de los aprendices de
abogados, previstos en los respectivos planes
de estudio de la carrera de Derecho. De allí
que la IA, para la academia, tiene muchas
implicaciones y desafíos ante los cuales
las respuestas siguen aún rezagadas y que,
por ende, exigen acciones diseñadas por
parte de todos los actores académicos, para
alcanzar, a través del proceso de enseñanza-
aprendizaje, la formación de profesionales
multialfabetizados.
Este artículo, desde una perspectiva
teórico-conceptual, analítica, interpretativa
y crítica, tiene como objetivo general el
concientizar sobre las implicaciones y
desafíos que la irrupción de la IA implica
para la Facultad de Jurisprudencia de la
Pontifcia Universidad Católica del Ecuador,
y, como objetivos específcos: 1) identifcar
las oportunidades y amenazas respecto
al desarrollo de competencias, confictos
jurídicos y éticos, entre otros, por el uso de la
IA en la carrera de Derecho y, 2) proponer
estándares para que el uso de la IA, en
la Facultad de Jurisprudencia garantice,
por un lado, el adecuado desarrollo de las
competencias transversales o genéricas y
disciplinares o específcas, y, por otro, el
respeto de los principios y valores éticos
y cristianos. Tales estándares se referen
a un sólido marco axiológico, adaptación
permanente a las transformaciones digitales,
calidad, creatividad, innovación y sana
curiosidad, capacitación y entrenamiento,
con motivación e incentivos, supervisión
pedagógica y progresividad.
ABSTRACT
The use of AI, as well as any
other technological tools and innovative
methodologies, must be aligned to the
achievement of the competencies of trainee
lawyers, provided for in the respective
curricula of the law degree. Hence, AI for
the academy has many implications and
challenges to which the answers are still
lagging and that, therefore, require decisive
actions by all academic actors, to achieve,
through the teaching-learning process, the
formation of multiliterate professionals.
This article, from a theoretical-
conceptual, analytical, interpretative and
critical perspective, based on the experiences
of both authors, has as general objective
to raise awareness of the implications and
challenges that the irruption of AI implies for
the Faculty of Jurisprudence of the Pontifcia
Universidad Católica del Ecuador; and as
specifc objectives: 1) identify the opportunities
and threats regarding the development of
competencies, and legal and ethical conficts,
among others, by the use of AI in the Law
career, and 2) propose standards so that the
use of AI, in the Faculty of Law, guarantees,
on the one hand, the adequate development
of transversal or generic and disciplinary
or specifc competencies, and, on the other
hand, the respect of ethical and Christian
principles and values. Such standards refer to
a solid axiological framework, a permanent
adaptation to digital transformations, quality,
creativity, innovation and healthy curiosity,
training and coaching with motivation and
incentives, pedagogical supervision, and
progressiveness.
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Implicaciones y desafíos
PALABRAS CLAVE:
inteligencia artifcial, enseñanza aprendizaje,
competencias, formación profesional, abogado
KEYWORDS:
artifcial intelligence, teaching-learning, competencies,
professional training, lawyer
JEL CODE:
I23 ; O33
RECIBIDO:
28/03/2024
ACEPTADO:
05/09/2024
DOI:
10.26807/rfj.v1i15.505
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Revista Facultad de Jurisprudencia No.15
INTRODUCCIÓN
La inteligencia artifcial (IA) comenzó a mediados del siglo pasado, se la
conceptualizaba como todo lo relacionado a las computadoras y al Internet.
Sin embargo, tres cuartos de siglo después, el concepto se ha redefnido.
Marvin Minsky postula que “es la ciencia de hacer máquinas que hagan cosas
que requerirían inteligencia si las hicieran los hombres” (citado por Orbe,
2016, p. 85). Por su parte, para Rouhiainen es “la capacidad de las máquinas
para usar algoritmos, aprender de los datos y utilizar lo aprendido en la
toma de decisiones tal y como lo haría un ser humano” (Rouhiainen, 2018,
p. 17; citado por Castillejos, 2022, p. 14). La propia IA se autodefne como
una herramienta de apoyo para el procesamiento y redacción de textos, de
conformidad a las instrucciones que, para el efecto, se le proporcionen. Esta
última defnición ha sido elaborada, precisamente, con la asistencia de la IA
(OpenAI, 2024). ChatGPT fue una de las primeras “tecnologías disruptivas”,
a partir de la cual, aparecieron otras, e incluso nuevas versiones de esta, por
lo que cualquier programa o plataforma que se mencionen en este texto,
resultarán caducas y superadas incluso mientras se desarrolla este artículo, y
cuánto más, para cuando se encuentre publicado. Por esta razón, se omitirán
tales menciones, para solo hacer referencia, en términos generales, a la IA y
todo su potencial.
Lo que al momento ya no se discute es que “de todas las tecnologías en
auge, la inteligencia artifcial (IA) es la que más resultados promete y la que
más problemas plantea”, nos guste o no, “la IA ha llegado para quedarse”
(Orbe, 2016, pp. 81, 84). Antonio Orbe, hace casi diez años atrás ya había
predicho que: “dentro de dos décadas, la tecnología y en especial la robótica
y la inteligencia artifcial habrán avanzado de tal modo que un gran número
de tareas que hoy realizan los seres humanos estarán mecanizadas” (Orbe,
2016, p. 19). Tal predicción la vemos cumplirse no solo de manera efectiva,
sino aún más acelerada ante nuestros ojos. Es por ello por lo que debemos
estar alertas para los cambios que supone, para que, como todo avance,
permita el mejoramiento de la calidad de vida, minimizando los riesgos que,
al mismo tiempo, pueda ocasionar.
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Implicaciones y desafíos
Según Saiph Savage, egresada de la Facultad de Ingeniería de la
UNAM y académica de la Universidad del Nordeste en Estados Unidos,
algunos de los temores que a lo largo del tiempo han acompañado a la
humanidad se generan cuando existen novedosas herramientas que avanzan
a pasos acelerado. Estos son que las máquinas lleguen a dominar el mundo,
que robots e IA sean capaces de reemplazar a los humanos y que ciertas
habilidades actuales, como la elaboración de textos, queden obsoletas en
muy corto plazo, lo que se teme tenga un impacto en el mercado laboral
(Saiph Savage, 2024, p. 1).
No se desconoce que el concepto de inteligencia artifcial data de algunas
décadas atrás. Sin embargo, en ese entonces, su uso estaba más restringido a
las matemáticas, a la ingeniería y al arte.
En el último medio siglo hemos visto la creación y explosión del mundo
digital. Las personas generamos cantidades ingentes de información a
través de las nuevas tecnologías, como los móviles y la Web 2.0. Esta
información, colectivamente llamada
big data
, se almacena y estudia
con métodos de analítica de datos para extraer conclusiones. Los
datos crecen exponencialmente. Y el mundo digital crece. […] Todo
lo anterior parece quedarse corto ante la nueva ola que viene con el
desarrollo digital: Internet de las cosas. Un mundo en el que no solo
los humanos generamos información, sino también los objetos que nos
rodean. (Orbe, 2016, p. 75)
Es así como la IA, en los últimos años, comienza a irrumpir de manera
acelerada en otros ámbitos del saber. El presente estudio se centrará,
exclusivamente, en su uso académico, y muy particularmente, al que se le da
en la carrera de Derecho de la Pontifcia Universidad Católica del Ecuador
(PUCE).
Con estos antecedentes, este artículo tiene como objetivo general
el analizar las implicaciones y desafíos que la irrupción de la IA, como
realidad inevitable y en constante evolución, implica para la Facultad de
Jurisprudencia de la PUCE. Asimismo, tiene como objetivos específcos
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el identifcar las oportunidades y amenazas respecto al desarrollo de
competencias y confictos jurídicos y éticos, entre otros, por el uso de la IA
en la carrera de Derecho, y, proponer estándares para que el uso de la IA en
la Facultad de Jurisprudencia garantice, por un lado, el adecuado desarrollo
de las competencias transversales o genéricas y disciplinares o específcas; y,
por otro, el respeto de los principios y valores éticos y cristianos.
Para el efecto se ha realizado una investigación respaldada en
aportes académicos nacionales e internacionales, así como en documentos
institucionales. Se empleó una perspectiva teórico-conceptual, analítica,
interpretativa y crítica, a partir de las experiencias de ambas autoras.
La primera como curriculista, exdirectiva y académica de la Pontifcia
Universidad Católica del Ecuador, y la segunda como estudiante de último
nivel de la carrera de Derecho de la Facultad de Jurisprudencia y miembro
del grupo de investigación IA-
Legal Tech
de la misma Facultad.
Irrupción de la IA en la Facultad de Jurisprudencia de
la PUCE
La IA, así como otras tecnologías que se han desarrollado en las últimas
décadas, ha incursionado en el quehacer cotidiano de toda la sociedad, de
una manera a veces imperceptible, hasta ser protagonista y el centro de
toda actividad. Basta observar cómo los teléfonos celulares inteligentes, por
ejemplo, se encuentran en manos de toda persona humana, sin distinción
de edades, condición económica, social o nivel de formación, y de cómo los
mismos han cambiado la manera de comunicarse y relacionarse. Esta realidad
no es ajena a la academia, sino todo lo contrario, la IA está irrumpiendo
agresivamente en los centros de estudios impactando los hábitos de estudios
y de investigación.
La irrupción es un hecho inevitable, que cada vez está ganando más
terreno. No se pretende califcar de positiva o negativa tal irrupción, sino
de advertir los posibles riesgos e implicaciones, sean estas últimas favorables
o no, a fn de promover acciones para el correcto uso en el quehacer de la
educación superior.
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Implicaciones y desafíos
IA y formación profesional por competencias
“La educación no es un componente aislado de la experiencia humana,
sino que ella se integra dentro de un contexto social, cultural, científco,
técnico, ético, religioso, económico y político” (Monesterolo y Vásconez,
2008, p. 21). El proceso formativo de los futuros abogados no es ajeno a
los inminentes y acelerados cambios que el desarrollo tecnológico ha
evidenciado en las últimas décadas, incluso con la incursión más reciente
de la llamada IA.
El fn de la educación es preparar a la persona para la vida, y si en el caso
de la educación superior, no importa su disciplina, su objetivo es preparar
a las personas para el ejercicio profesional, para que sirvan a la sociedad,
para prevenir, asesorar y resolver problemas. Se trata de potenciar todas sus
capacidades y atributos, y desarrollar aquellos que le serán fundamentales
para un óptimo desempeño, tanto académico como profesional.
Este artículo se centra exclusivamente en el proceso de formación de
abogados y no en el ejercicio profesional, ya que se entiende que son dos
etapas completamente distintas. La formación profesional podría mirarse
como un proceso de entrenamiento en el uso adecuado de la IA como parte
de una formación integral de la persona. A este proceso están llamadas y
obligadas las instituciones de educación de todo nivel y las de educación
superior en particular, en el sentido de que su quehacer no puede reducirse
a la simple transmisión de una ciencia, de una técnica o de un arte, sino
a la formación de una persona que desde su competencia profesional
sea capaz de construir, de manera sistemática, crítica y humana, un
nuevo estilo de convivencia fundado en la corresponsabilidad social;
tomando para ello los mejores aportes de su entorno cultural, que
modo que ponga de manifesto aquello que sabe, que es, que hace y que
vive para sí mismo y para cuantos le rodean. (Monesterolo y Vásconez,
2008, p. 23)
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Revista Facultad de Jurisprudencia No.15
Por el contrario, la formación integral del ser humano, en este caso
del estudiante de la carrera de Derecho de la PUCE, supone fusionar
adecuadamente los elementos cognitivos, comunicacionales y axiológicos,
desafados por la irrupción de la IA. Esta fusión es responsabilidad tanto de
docentes como de los propios estudiantes. Los primeros, para incentivar y
supervisar el uso de la IA para el manejo de la información y desarrollo de
las competencias; y los segundos, para gestionar responsable y éticamente
el espacio digital. En este sentido Área aclara que el estudiante: “posee las
capacidades cognitivas para transformar la información en conocimiento,
es capaz de analizar críticamente la información, contrastarla, reconstruirla
y aplicarla de forma inteligente en diferentes situaciones prácticas o
problemáticas”. (Área, 2015, p. 3)
Por lo tanto, el uso de la IA, así como la de cualquier otra herramienta
tecnológica o metodologías innovadoras, debe estar alineada al logro de
las competencias y los resultados de aprendizajes previstos en los planes
de estudio. La idea es “contribuir al desarrollo integral de los estudiantes,
en todas sus facetas personales, sociales, culturales, políticas y económicas,
donde nace la necesidad de adaptación de las universidades a sus contextos
nacionales e internacionales (Bricall, citado por Auzmendi et al. en Eizaguirre
et al., 2018, p. 7).
El aprendizaje basado en competencias, que es el adoptado en la
Facultad de Jurisprudencia de la PUCE, fue “instaurado en todo el Espacio
Europeo de Educación Superior (EEES) tras la aprobación de la declaración
de Bolonia en 1998” (Etxeberria, Ferrán y Guinot, 2018, p. 172). Se trata
de un enfoque que se centra en la actividad autónoma y responsable del
propio estudiante. Con este enfoque se pasa del paradigma de la enseñanza,
al paradigma del aprendizaje; es decir, supera el tradicional sistema por el
cual el docente era un simple transmisor de conocimiento a uno que pone
en el centro del quehacer educativo al estudiante. “Se trata de ofrecer con
este enfoque una formación más sólida y más acorde con lo que debe ser una
buena formación universitaria, que ayude a los estudiantes a saber, saber
hacer, convivir y ser, y no solo prepararlos para acceder al mercado laboral”
(Auzmendi et al. en Eizaguirre et al., 2018, p. 2). Las mismas autoras agregan
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Implicaciones y desafíos
que “se espera que la enseñanza universitaria, a más de dotar de una buena
formación conceptual y de contenidos, desarrolle habilidades y destrezas que
sean aplicables a las situaciones laborales y sociales que los estudiantes han
de vivir al fnalizar sus estudios”, enfatizando “la refexión sobre lo que se
aprende y sobre su aplicación” (p. 7).
Así pues, la PUCE, desde el 2008 diseñó un currículum por competencias,
el mismo que fue rediseñado y ajustado en varias oportunidades, en atención
a los estudios de pertinencia, así como a los requerimientos institucionales y,
sobre todo, del órgano rector de la educación superior, esto es del Consejo de
Educación Superior (CES).
Ya para el año 2023, la PUCE, acorde a los tiempos siempre cambiantes,
ha desarrollado un nuevo modelo educativo (NUMEP), manteniendo el
propósito de
formar profesionales con excelencia académica que comprendan,
respeten, valoren la diversidad humana, demuestren competencia
cultural, a través de acciones con transparencia, responsabilidad
compartida, confanza mutua, honestidad, empatía y resiliencia; siendo
sensibles a las características y necesidades propias, de los demás y de
la naturaleza. (PUCE, 2023c, p. 20)
A partir del nuevo modelo educativo, toda la oferta académica
institucional fue repotenciada, pero manteniendo el criterio de la formación
por competencias en la elaboración de cada uno de los planes de estudios.
Así, de conformidad a los planes de estudios actualmente vigentes en la
Facultad, esto es el Q238 (desde 2019) y el Q364 vigente desde el 2023, se han
establecido competencias mínimas que todo futuro abogado debe desarrollar
a lo largo de su carrera. Tales competencias mínimas están relacionadas a
las capacidades de pensar con criterio jurídico, analizar, argumentar, hablar
y escribir correcta y técnicamente, sistematizar información, aplicar la
ciencia jurídica y resolver problemas. Dicho de otra manera, se espera que
todo estudiante de la PUCE, a partir de una experiencia concreta, observe,
refexione, saque sus propias conclusiones y teorice (PUCE, 2023c, p. 12).
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Esto llevado al ámbito el Derecho, permite afrmar que lo que se espera es
que el estudiante sea capaz de observar e identifcar hechos con relevancia
jurídica, los analice y refexione sobre los mismos, diagnostique el caso, lo
subsuma en una fuente del Derecho, teorice y proponga alternativas de
solución y posibles vías de resolución; y cree estrategias para el efecto, se
autoevalúe y autocorrija. Es decir, que aplique todos sus conocimientos,
en una permanente experiencia activa, lo que resulta en un aprendizaje
signifcativo. Dicho aprendizaje perdura, y a partir del cual, se generan y
construyen nuevos conocimientos.
Las competencias mencionadas son fundamentales en la formación
de los futuros abogados, lo que les permitirá ser comunicadores asertivos,
con adecuada expresión oral y escrita, razonar lógica y jurídicamente para
resolver los problemas y sustentar sólidamente sus argumentos, para servir así
de manera óptima y con excelencia a sus clientes y a la sociedad en general.
Acorde con las exigencias actuales y futuras, se ha incluido una
asignatura denominada Derechos y Nuevas Tecnologías para el noveno y
último nivel de formación, como parte del itinerario de Derecho empresarial.
Al respecto, cabe señalar que el plan de estudios de 2008 incorporaba TIC
aplicadas al Derecho en el primer semestre de la carrera, por lo que, en el
presente, tal asignatura ha dejado de ofertarse por efecto del paso progresivo
al plan de estudios repotenciado (Q364). Al momento aún no se han defnido
los contenidos de lo que será la asignatura de Derecho y Nuevas Tecnologías.
Es de esperar que se enfoque en la enseñanza de lo que se conoce como
Legal Tech,
es decir, las tecnologías aplicadas al Derecho basadas en la IA.
Fernández al referirse al
Legal Tech
acota:
que no es más que la aplicación de la tecnología a la prestación o a la
comercialización de servicios legales con una orientación decidida, lo
que ayuda no solo a la mejora de dicha actividad, sino que también
ayuda al cliente para acceder a abogado, por ejemplo, a sus servicios
o para califcarlo. Esta orientación al consumidor, a la experiencia,
a la inmediatez es lo que la diferencia de los servicios tradicionales.
(Fernández, 2020, p. 427)
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Implicaciones y desafíos
Perfl del egresado de la Facultad de Jurisprudencia de
la PUCE
A lo largo de su vida institucional la Facultad de Jurisprudencia ha
tenido varios planes de estudios. El primero, en 1946, fue concebido, de modo
tradicional, para “enseñar leyes antes que de formar juristas”. (Monesterolo,
G. y Vásconez, E., 2008, pp. 148-153) Fue un plan prescriptivo, es decir, con
una programación ordenada y determinada por las autoridades, que debía
ser cumplida de forma obligatoria e inamovible (Monesterolo, G. y Vásconez,
E., 2008, pp. 148-153). En 1975, fruto de una importante reestructuración
académica institucional, se reformó el plan de estudios para hacerlo un tanto
más propositivo, esto es, para permitir elementos más o menos abiertos
a elección de los participantes en función de sus intereses personales o
particulares (Monesterolo, G. y Vásconez, E., 2008, pp. 148-153). En 1995
se pasó a un plan propositivo, el mismo que entre sus novedades se pueden
destacar: cortes horizontales, por instituciones, repartidas en asignaturas
generales obligatorias, electivas y de formación en valores, con la oferta de
cuatro perfles profesionales y con una metodología interactiva con recursos
múltiples, entre las que cabe mencionar la enseñanza clínica
(Monesterolo,
G. y Vásconez, E., 2008, pp. 148-153).
Para el año 2008, se diseñó, por primera vez, una malla curricular por
competencias, y a partir de ello, se formuló el perfl de egreso o profesional.
Antes de revisar los términos del referido perfl en el mencionado plan de
estudio, parece conveniente precisar que
Por perfl profesional se entiende el conjunto de competencias
integradas por aquello conocimientos, destrezas y valores que deben
ser alcanzados por los graduados de una determinada ciencia, técnica
o arte, que lo habiliten para desempeñarse con efciencia y calidad en
el ejercicio de su profesión. (Monesterolo y Vásconez, 2008, p. 141)
Ahora bien, el abogado graduado de la Facultad de Jurisprudencia de la
PUCE, según el plan de estudios Q238, es un profesional de nivel superior,
que estará en capacidad de:
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resolver problemas jurídicos a través de la adecuada aplicación de los
principios generales del Derecho Civil, Constitucional, Administrativo,
Laboral y Penal; y de la técnica jurídica y la investigación
interdisciplinar, a la luz de la doctrina y la jurisprudencia, observando
valores éticos y cristiano, y los principios flosófco-teórico de la norma,
que le permitan reconocer situaciones y relaciones legales de forma
crítica e incorporar enfoques de derechos, género e interculturalidad.
Será capaz de comunicar con altos estándares de calidad, los hechos
jurídicos -de manera oral y escrita- en lengua materna, mediante el
uso de herramientas tecnológicas de la información; analizar con
responsabilidad social las situaciones que se le presenten, con alto nivel
de liderazgo, para desarrollar la excelencia y capacidad de ampliar sus
conocimientos en todos los ámbitos del quehacer público, privado y
social. (PUCE, 2019, p. 63)
Pese a los referidos ajustes curriculares, el perfl profesional del egresado
de la Facultad de Jurisprudencia no varió desde el previsto en el plan de
2008 (Q135), por lo que se mantuvieron las mismas competencias generales
y específcas. Sin embargo, a partir del nuevo modelo educativo de la PUCE,
y su oferta académica repotenciada, se ha implementado un nuevo plan de
estudios para la carrera de Derecho que se caracteriza por ser:
transformador, práctico, innovador, interdisciplinar e investigativo,
y pretende una formación integral e integradora modelada por el
humanismo, el compromiso social, el espíritu crítico e innovador, la
capacidad de comunicación asertiva para proveer soluciones prácticas
a problemas cotidianos de la sociedad desde un compromiso integral y
la aspiración a siempre más. (PUCE, 2023c, p. 4)
Por lo tanto, el actual diseño curricular de la carrera de Derecho, vigente
desde el año 2023, reformuló el perfl de egreso en atención a las actuales
exigencias y necesidades para adaptarse al mundo laboral que demanda
profesionales capaces de abordar problemas complejos que requieren una
visión interdisciplinaria y habilidades prácticas. (PUCE, 2023a, s/p) En este
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Implicaciones y desafíos
orden de cosas, se han defnido como resultados de aprendizaje que deberá
lograr el egresado los siguientes:
1. Comprender los diferentes fenómenos y teorías que fundamentan y
explican los principios, las fuentes y el funcionamiento del derecho en
tanto responde a la interacción de diversos factores sociales. 2. Sintetizar
el contenido de instrumentos jurídicos doctrinarios, legislativos y
jurisprudenciales. 3. Comprender a la justicia como la razón de
ser del derecho en los distintos ámbitos de ejercicio profesional. 4.
Evaluar el fenómeno jurídico actual fundamentado en el estudio de los
hechos ocurridos en el pasado. 5. Analizar los principios y valores que
fundamentan la protección de los bienes jurídicos y los mecanismos
que garantizan su tutela efectiva. 6. Aplicar destrezas y capacidades en
apego a la institucionalidad jurídica, política y social. 7. Comprender
los procesos intelectuales de las distintas áreas del derecho, enfocado
al fortalecimiento de las instituciones. 8. Aplicar el lenguaje jurídico de
forma oral y escrita en los diferentes escenarios de ejercicio del derecho.
9. Organizar el conocimiento jurídico en apego al desarrollo tecnológico
e informático. 10. Explicar las dimensiones: personal, socioambiental y
profesional de la ética en el contexto de formación de una ciudadanía
comprometida con la dignidad humana y el cuidado efectivo de la
casa común, valorando la interculturalidad como un horizonte ético-
político válido para construir sociedades justas, solidarias y plurales en
el marco de los derechos. (PUCE, 2023a, s/p)
A partir de los referidos perfles, que no diferen sustancialmente, se
evidencian los resultados de aprendizaje que deben desarrollarse de manera
secuencial y progresiva a lo largo de toda la carrera, como ejes transversales.
De conformidad a la taxonomía adoptada por la PUCE (2023c, p. 23), las
competencias a desarrollar en todo futuro profesional deben partir de un
nivel básico de comprender, para ir escalando, pasando por las capacidades
de analizar, sintetizar, aplicar, evaluar y crear. Si hablamos de abogado,
tales habilidades y destrezas deben refejarse desde que es confrontado a una
situación con incidencia jurídica, que debe comprender, para luego hacer un
análisis jurídico, sintetizar los hechos, así como las fuentes, para aplicarlas al
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Revista Facultad de Jurisprudencia No.15
caso concreto, evaluar las diferentes opciones y vías de solución para su cliente,
y crear estrategias, así como proponer políticas públicas o normativa, de ser
el caso. Es decir, que es necesario que el estudiante desarrolle particulares
competencias y se entrene a diario en ellas, de ser posible en todas y cada una
de las asignaturas del plan de estudios.
Nuevas “formas de formar” a los futuros abogados
No cabe la menor duda de que los avances tecnológicos y el desarrollo
de las ciencias han exigido que a lo largo del tiempo las metodologías de
enseñanza-aprendizaje se hayan adaptado progresivamente a tales cambios.
Ya casi es impensable que la formación profesional se base exclusivamente
en las tradicionales, y prácticamente superadas, clases magistrales, en las
que el profesor simplemente “enseña” como el único poseedor de la verdad y
“deposita” conocimiento en estudiante, meramente pasivo.
Las nuevas formas de enseñar han evolucionado y diversifcado.
En el presente se habla de metodologías interactivas, innovadoras, que
implican, la mayoría de ellas, la incorporación precisamente de las nuevas
tecnologías. En este orden de cosas, el fenómeno que marca un antes y un
después en estos cambios en los entornos de aprendizaje fue la pandemia
mundial de covid-2019. Desde entonces los actores académicos tuvieron
que ser recursivos para identifcar nuevas formas de mantener el proceso de
enseñanza aprendizaje pese al confnamiento y la imposibilidad consiguiente
de impartir las clases en el ambiente del aula tradicional. Es así como advierte
Castillejos que:
Las herramientas que eran utilizadas para la comunicación y
socialización se convirtieron en piezas claves para mantenerse
conectados. Algunos docentes mantuvieron sus aulas, apoyándose
en herramientas de mensajería instantánea como WhatsApp y
redes sociales como Facebook, YouTube, etc. Otros con mayores
competencias optaron por los Sistemas de Gestión de Aprendizaje o
LMS (de Learning Management System). Por su parte, los estudiantes
tuvieron que hibridar su aprendizaje formal con el informal y valerse
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Implicaciones y desafíos
de todos los recursos que encontraban en la red para aprender. Por
lo anterior, el entorno personal de aprendizaje (PLE, de Personal
Learning Environment) se centró más en la virtualidad. (Castillejos,
2022, p. 11)
El impacto de la pandemia, junto al desarrollo exponencial de la IA,
que traspasa todos los ámbitos del quehacer humano, entiéndase, el familiar,
social, profesional, laboral, económico, político, supone una reestructuración
de las formas de ser, hacer, pensar y, por ende, de formar a las nuevas
generaciones de profesionales. Esto implica repensar las metodologías, los
ambientes de aprendizaje y los roles de los actores académicos, entendidos
como tales desde las autoridades de los centros educativos, como los docentes
y estudiantes.
Por lo expresado, los roles de docentes y estudiantes, que desde muchos
años atrás ya habían variado sustancialmente, a partir de este punto disruptivo
que fue la pandemia, y consecuente irrupción de la IA, exige un profundo
replanteamiento y cambios paradigmáticos. En este sentido, la Comisión
Europea, así como Mayra Bosada, considera que la IA está transformando
la educación del alumnado y la forma de enseñar de los docentes (Bosada,
2023).
El docente no es poseedor absoluto de la verdad, del conocimiento y de
todas las habilidades y destrezas que espera formar en sus estudiantes. Por el
contrario, muchas veces el docente es ampliamente superado en el manejo
de la información y sobre todo en competencias digitales. Ello supone una
mayor interrelación, a partir de la comprensión de las propias limitaciones
y de que la información y los contenidos de las asignaturas no son lo más
relevante, sino centrarse en el desarrollo de la persona y su integralidad, lo
que concuerda con el modelo educativo de la PUCE.
Así pues, la inteligencia artifcial está transformando la educación
universitaria de Derecho al ofrecer herramientas innovadoras que, para
unos, mejoran la enseñanza-aprendizaje, así como la investigación, pero,
para otros, pueden poner en riesgo el desarrollo y potenciación de habilidades
esenciales de todo abogado.
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La IA es uno de los referidos aportes del entorno del que puede echar
mano el estudiante de Derecho, y, sobre todo, el profesional ya en su pleno
ejercicio. En este sentido, es necesario que durante la carrera de Derecho,
más que fomentar el uso indiscriminado de la IA, se entrene en su uso,
advirtiendo los riesgos y alcances de esta. Es decir, no se puede desatender al
necesario y oportuno desarrollo de las capacidades y habilidades propias del
abogado, y solo después de contar con sufcientes bases y discernimiento, se
pueda emplear en el ejercicio profesional esta poderosa herramienta.
Ante la innegable realidad de que los estudiantes pueden acceder
de manera ilimitada a información a través de las “máquinas”, se hace
imprescindible el acompañamiento y supervisión de los docentes, a fn de
que tal información se convierta en conocimiento y, por ende, en aprendizaje
signifcativo. Ello supone ir de manera gradual superando niveles o categorías
durante todo el entrenamiento, conforme al nuevo paradigma que destaca
que “los algoritmos de
machine learning
se agrupan en tres grandes categorías:
supervisado, sin supervisión y por refuerzo” (Equipo Paradigma Digital,
2020, p. 104).
Por tanto, no se desconoce la verdad advertida una década atrás por
Miguel Carbonell, a propósito del impacto, entonces, de las redes sociales,
que ahora cobra aún mayor fuerza con otros muchos avances tecnológicos
y particularmente de la IA, en el sentido de que “la educación universitaria
seguirá existiendo y seguirá siendo importante en el futuro; pero su rostro no
se va a parecer en nada (o muy poco) a lo que hemos conocido hasta ahora”
(Carbonell, 2014, p. 128).
Sin embargo, los cambios tecnológicos, no pueden ni podrán afectar
o hacer declinar el propósito primordial de la educación superior que es el
formar para la vida, para el ejercicio profesional, y potenciar, cuando del
abogado se trata, la capacidad fundamental de resolver problemas, a partir
del profundo análisis jurídico, para lo cual deberá, durante toda la carrera
desarrollar el resto de las competencias que exige el perfl profesional, el
mismo que debe estar en permanente actualización.
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Implicaciones y desafíos
Es así como todo el quehacer académico se inscribe en la misión de la
PUCE que es
la constante búsqueda de la verdad y la promoción de la dignidad
humana en todas sus dimensiones, mediante la investigación, la
conservación y comunicación del saber y la vinculación con la sociedad,
para el desarrollo sostenible e integral, nacional e internacional.
(PUCE, Estatuto, 2023b, Art. 4)
Por todo lo hasta aquí expresado, resulta indudable que la IA ha
cambiado, y cambiará aún más, la forma de enseñar, de aprender e incluso
de ejercer a futuro la profesión de abogado, aunque lo mismo podría decirse
de cualquier otra disciplina. Impone cambios estructurales, tanto en las
metodologías como en los roles de docentes y estudiantes. Ya no se puede
desconocer que se han combinado, de manera indisoluble y sin vuelta
atrás, dos formas de enseñanza aprendizaje, a lo que Castillejos denomina
“hibridación”, una tradicional o formal y la impuesta con el desarrollo
tecnológico y particularmente por la IA, que implica una “autorregulación y
la motivación por aprender de forma permanente”; a lo que agrega:
El aprendizaje se centra en el estudiante, quien decide qué conocimientos
incorpora a su entorno para enriquecer lo aprendido a través de la
educación formal. Por lo anterior, las barreras del aula se rompen,
dejando entrar a las redes de aprendizaje que se generan a partir de la
interacción con los contactos que tiene en la red. (Castillejos, 2022, p. 12)
En este mismo sentido se orienta el modelo educativo de la PUCE,
cuya centralidad es el estudiante, “conforme a un perfl de persona capaz de
impactar en la sociedad” (PUCE, 2023c, p. 3).
Por lo tanto, como ya se ha advertido en la sección anterior, frente a una
nueva forma de enseñar y de aprender, en donde los ambientes personales de
aprendizaje (PLE, por Personal Learning Environment), han cobrado un rol
protagónico. Adell y Castañeda mencionan lo siguiente:
147
Revista Facultad de Jurisprudencia No.15
defnen al PLE como “el conjunto de herramientas, fuentes de
información, conexiones y actividades que cada persona utiliza de forma
asidua para aprender”. Este concepto lleva a identifcar herramientas
y estrategias para leer, refexionar y para establecer relaciones. Todas
estas acciones posicionan al aprendiz en un prosumidor de contenidos,
es decir, un estudiante que no solo asiste al aula buscando consumir
información, sino que produce conocimiento, lo que da como resultado
ejercicios donde pone en práctica su pensamiento crítico y creativo.
Ambos elementos son factores determinantes en la construcción de
nuevos conocimientos. (Castañeda y Adell, citados por Castillejos,
2022, p. 12)
Metodologías y herramientas innovadoras y disruptivas
Se entiende a las metodologías como un proceso sistemático de enseñanza
que facilita la adquisición de nuevos aprendizajes y que, en cualquier caso,
su elección no es aleatoria, sino que viene determinada por el resultado de
aprendizaje a lograr (PUCE, 2023c, p. 8).
Son muchas las metodologías llamadas innovadoras, aún con el riesgo
de que el primer califcativo quede en muy corto plazo obsoleto, por lo
vertiginoso que resultan los cambios en todos los ámbitos de la vida, más aún
en cuanto a lo tecnológico se refere. En este sentido, la PUCE, en su modelo
educativo, contempla y defne opciones de metodologías activas de enseñanza.
Se las denomina precisamente activas por cuanto promueven la actividad
del estudiante que ya no es un simple receptor pasivo de conocimientos.
Tales metodologías permiten integrar los conocimientos, cuya elección por
parte del docente, debe estar determinada por las necesidades del estudiante.
Se mencionan en el NUMEP las siguientes: la co-docencia, la docencia
compartida, el Aprendizaje Basado en Problemas (ABP), Aprendizaje
Basado en Proyectos, Aprendizaje Basado en Retos y los Estudios de Caso.
Adicionalmente se promueven el Aula Invertida, el Aprendizaje Lúdico y el
Design Thinking.
Cada opción metodológica persigue un objetivo en particular,
considerando la importancia de integrar los aprendizajes desde la necesidad
del estudiante (PUCE, 2023c, pp. 8-9).
148
Implicaciones y desafíos
También es menester destacar que la PUCE sigue los principios del
Paradigma Pedagógico Ignaciano (PPI) el mismo que:
constituye el conjunto de principios teóricos, metodologías y experiencias
integradoras que orientan el proceso de aprendizaje, mediante
la ejecución de 5 etapas o momentos: contextualizar la realidad,
experimentar vivencialmente, refexionar sobre esa experiencia, actuar
consecuentemente, y evaluar la acción y el proceso seguido. (PUCE,
2023c, p. 11)
A ello se suma el “nuevo planteamiento pedagógico de la educación,
[que] es el
learning by doing
o aprender haciendo”, término propuesto
originalmente por John Dewey, quien concibe a la educación como una
constante reorganización o reconstrucción de la experiencia, cuyo objetivo
se encuentra en el propio proceso (PUCE, 2023c, p. 11) citado por (Ruiz,
2013).
IA como herramienta metodológica disruptiva y
desafante
Se debe partir de la premisa de que la IA no es más que una herramienta,
y como tal, no es buena ni mala en sí misma. Su uso académico debe estar
destinado para la búsqueda de información, que debe ser posteriormente
probada y validada, bajo la guía y supervisión de docentes. En este sentido,
se debe entrenar a los aprendices de abogado y potenciar sus habilidades
investigativas y de refexión.
La IA se basa en algoritmos que resuelven problemas. Estos algoritmos
son de muy distinto tipo: algunos realizan búsquedas, otros siguen
algún tipo de razonamiento, otros aprenden, unos siguen reglas
lógicas, mientras que otros se basan en probabilidades. Muchos
usan grandes recursos computacionales, aunque no todos. Algunos
usan el procesamiento del lenguaje natural y otros requieren una
149
Revista Facultad de Jurisprudencia No.15
representación del mundo. Y bastantes se basan en los usuarios (tú)
para ser entrenados. (Orbe, 2016, p. 91)
La descripción sencilla, simple y clara que hace Orbe respecto a la
forma en que la IA resuelve problemas, deja entrever el enorme potencial de
esta herramienta, y los múltiples usos e incalculables alcances. Ello se debe al
hecho que destaca Duraiappah, en el sentido de que el BOT de la IA puede
analizar todos los datos relevantes obtenidos de las experiencias de millones
de docentes, investigadores e incluso de alumnos que constan en archivos
de Internet, y con ello se potencia la capacidad de obtener información y
superar problemas de aprendizaje (2018, p. 1).
Parece oportuno, sin el afán de abarcar todos los usos de la IA, señalar
aquellos que hasta el momento son los que más comúnmente se están
aplicando, aunque de manera incipiente, en la academia. En la siguiente tabla
se mencionan algunos posibles usos de la IA en la academia. Sin embargo,
no se entrará en detalles, por cuanto todos ellos cambian y se actualizan
incesantemente, por lo que resultaría completamente infructuoso hacerlo.
Tabla 1.
Herramientas comunes de IA utilizadas en la academia
IA
EN EDUCACIÓN
UNIVERSITARIA
USOS
P
lataformas de Tutoría Inteligente
CURIPOD
Personalizan el aprendizaje
ofreciendo contenidos adaptados
a las necesidades y ritmo de cada
estudiante.
Sistemas de Recomendación
CHAT GPT
CUENTIO.TO
S
ugieren recursos y materiales de
estudio basados en el historial y
preferencias del estudiante.
Elaboran y diseñan lo que le pida el
estudiante como material de trabajo
150
Implicaciones y desafíos
Herramientas de Evaluación
Automatizada para docentes.
TEACHY
MAGICSCOOL
Evalúan automáticamente tareas
y exámenes, proporcionando
resultados rápidos, permiten la
interacción de docentes y alumnos
de manera virtual o presencial.
Chatbots Educativos
GAMA AP
CLIENGO
Asisten en la elaboración de
diapositivas completas. El
segundo ayuda la resolución de
dudas y proporciona información
sobre cursos y procedimientos
administrativos.
Simuladores y Realidad Virtual
MAIDEPOT
Ofrecen entornos virtuales
inmersivos para prácticas y
experimentación en áreas como
medicina, ingeniería, etcétera.
Asistentes de Escritura basados en IA,
Mediante la agrupación de documen
-
tos
Ayudan en la redacción de docu
-
mentos, complicados y permiten
acceder a otros documentos.
Elaboración propia
Estas herramientas comienzan a ser parte de la llamada “cuarta
revolución educativa” (Seldon y Abidoye, citados por
Fengchun
, 2021, p.
18), que tienen como objetivo brindar a cada estudiante, en cualquier lugar
del mundo, acceso a un aprendizaje a lo largo de la vida de alta calidad,
personalizado y ubicuo (formal, informal y no formal). La IA también exige
nuevos enfoques para la enseñanza y particularmente para la evaluación, la
misma que debe ser adaptativa y continua (Luckin, citado por
Fengchun
,
2021, p.18). Sin embargo, es importante reconocer que estos temas plantean
preocupaciones aún no abordadas y mucho menos resueltas.
151
Revista Facultad de Jurisprudencia No.15
Oportunidades y amenazas que presenta la IA en la
formación de los futuros abogados
No existe, como era de esperarse, uniformidad de criterios entre los
expertos y los diversos actores involucrados en el mundo de la IA respecto
a cómo se la percibe. Para unos, la IA es una oportunidad de cambios, ante
lo cual sostienen, por ejemplo, Elon Musk, dueño de las empresas Tesla y
SpaceX, que “cuando los riesgos son tan grandes, hay que ser proactivo y no
reactivo” (citado por Orbe, 2016, p. 107). Para otros es una gran amenaza,
“el peor error que podría cometer la humanidad, y posiblemente el último”,
según el físico Hawking (citado por Orbe 2016, p. 107). En lo que no hay duda
es en cuanto a los ingentes desafíos que presenta, lo que ratifca Bill Gates en
los siguientes términos: “así que no trato de darle demasiadas vueltas, pero
cuando la gente dice que no es un problema, estoy en desacuerdo. ¿Cómo no
ver el enorme desafío que supone?”(citado por Orbe, 2016, p. 108).
Con este artículo se pretende, a modo de alerta, aunque ya no muy
temprana, promover espacios de refexión para generar acciones oportunas
y adecuadas, particularmente en el ámbito académico, frente a una realidad
que nos desborda y ante la cual no estamos sufcientemente preparados para
enfrentar.
Oportunidades
Frente a la irrupción de la IA en la educación superior, se presentan
desafíos que se convierten en grandes oportunidades. Así, los procesos
educativos deben modernizarse y ponerse acorde a la era digital. Deben
aquilatar los recursos con los que cuenta, y que se van desarrollando a lo
largo de los años. Al ser la IA una herramienta tan poderosa, no puede,
por tanto, quedar excluida de la educación. Según el criterio del grupo de
investigación IA
Legal Tech
de la Facultad de Jurisprudencia de la PUCE, la
integración de la IA en la enseñanza superior puede fomentar la innovación
pedagógica al introducir nuevos enfoques de enseñanza y aprendizaje, como
el aprendizaje basado en juegos, la tutoría virtual y la simulación educativa.
152
Implicaciones y desafíos
Los cambios, ya advertidos, que exige la irrupción de la IA en la
educación superior ahondan la necesidad, percibida como una oportunidad,
de adecuar aún más los perfles de docentes y estudiantes universitarios de
la carrera de Derecho. Cambios que a partir del modelo de enseñanza
aprendizaje por competencias ya se han dado. En este sentido, el estudiante
asumió el rol protagónico, convirtiéndose en el gestor de sus conocimientos.
El docente ahora tiene un reto mayor, el de innovar la propuesta
metodológica, motivando a los estudiantes a realizar trabajos académicos
diferentes a los típicos ensayos o monografías, para que aún con la
asistencia de la IA, sean retados a desarrollar y fortalecer las capacidades
de razonamiento, análisis, síntesis, expresión oral y escrita, resolución de
problemas, entre otras. El docente debe ser un guía y supervisor pedagógico,
que acompañe a los estudiantes durante todo el proceso, y particularmente en
el entrenamiento del adecuado uso de la IA, que, como ya se ha mencionado,
puede ser incorporando metodologías activas que incluyan juego de roles
y simulaciones. El docente, además, debe trabajar de manera colaborativa
con sus estudiantes, reconociendo que muchos de ellos pueden superarlo en
competencias digitales. En defnitiva, y según el nuevo modelo educativo
de la PUCE, el docente debe ser una persona que “inspira y empodera, es
creativo y pone como centro del aprendizaje a la persona” (PUCE, 2023c,
p. 10).
Por su parte, el rol de los estudiantes también debe adecuarse a la nueva
realidad que supone la era digital. No debe ceder a la tentación del facilismo,
para no caer en la mediocridad. Debe asumir con absoluta responsabilidad
y honestidad las tareas de investigación para utilizar la IA tan solo como
una herramienta para alcanzar los resultados de aprendizajes que se hayan
propuesto. Debe, por tanto, ser proactivo, innovador, crítico analítico,
comunicador asertivo, motivado siempre a ser más y mejor, tal como está
previsto en el nuevo modelo educativo institucional (PUCE, 2023c, pp. 19-20).
La referida modernización de la educación superior, a propósito de la
irrupción de la IA, da la oportunidad, además, de competir a nivel nacional,
regional y mundial. Los estudiantes y futuros profesionales, así como los
153
Revista Facultad de Jurisprudencia No.15
docentes de la carrera de Derecho, deben estar a la altura de las exigencias
de un mundo globalizado. De allí que el nuevo modelo educativo ponga
especial énfasis en las experiencias de internacionalización, y concluye que
los estudiantes, docentes e investigadores de la PUCE deben desarrollar
competencias que les permitan destacar y ser de impacto a nivel
nacional e internacional, tener la capacidad de moverse entre culturas,
impartir y recibir clases de manera virtual, apostar por los recursos y
espacios nacionales e internacionales, así como velar por la calidad de
la educación. (PUCE, 2023c, p. 33)
Si bien la IA simula la inteligencia humana, nunca podrá desarrollar ni
emular las características propiamente humanas, de allí que otra oportunidad
y exigencia que se presenta es precisamente potenciar las habilidades blandas
de los estudiantes, como, por ejemplo, la empatía, la adaptabilidad, el cuidado
de los detalles, la colaboración, el trabajo en equipo, el liderazgo, el saber
priorizar, el manejo de tareas múltiples, entre otras. Ello supone, a la par,
que los docentes sean más creativos al momento de diseñar las actividades,
para que no sigan solicitando ensayos o trabajos que fácilmente pueden
burlar el propósito que consiste en evaluar los resultados de aprendizajes,
y que sean entrenados para que ellos mismos puedan detectar todo aquello
que responde a las competencias blandas de los estudiantes. Es decir, más
que enfocarse en programas que detectan posibles coincidencias, enfocarse
en los aspectos más humanos de la formación del futuro profesional y que los
mismos se ven refejados en todos los productos académicos y en su accionar
diario. Se debe, por tanto, evaluar las competencias de los niveles cognitivos
más elevados, en donde la IA precisamente encuentra sus limitaciones, y,
por el contrario, donde los aprendices pueden destacar sus competencias
propiamente humanas, y donde siempre tendrán una ventaja insuperable.
No cabe duda alguna que otra de las grandes oportunidades que
ofrece la IA es la de optimizar los tiempos, mejorar la efciencia, el quehacer
académico y el servicio profesional. Se dice que el tiempo es oro, es vida,
y por tanto debe ser muy bien administrado. En una sociedad en que todo
se ha vuelto ágil, en que la demanda de servicios siempre es urgente y las
154
Implicaciones y desafíos
necesidades apremiantes, el poder ahorrar tiempo, gracias a la IA, resulta
invaluable. Pero, no se lo debe entender como un simple atajo, y como una
forma ligera, superfcial y poco profesional de realizar tareas académicas.
Por el contrario, el tiempo ahorrado debe ser destinado a la profundización
de la refexión, el análisis y la búsqueda de alternativas de solución a los
problemas planteados.
Entre otras oportunidades, que pueden variar según la herramienta de
la que se trate, según se enunciaron en la Tabla 1 de la sección anterior,
se pueden mencionar las siguientes: favorecen el aprendizaje personalizado,
aunque hay quienes sostienen exactamente lo contrario, permiten
retroalimentación instantánea, maximizan recursos relevantes, facilitan la
exploración de nuevos temas, evalúan de manera objetiva, proporcionan
respuestas inmediatas a dudas comunes, crean rápidamente materiales de
exposición o estudio como presentaciones o diapositivas, son de fácil acceso,
permiten un aprendizaje inmersivo y motivador, mejoran la calidad de la
escritura, proporcionan sugerencias de mejora y elaboración de textos más
complicadas a base de información primaria.
Amenazas: eventuales riesgos, confictos jurídicos,
éticos y otros
Desde que las herramientas de IA generativa como ChatGPT se
hicieron públicas a fnales de 2022, editores, investigadores y académicos
han debatido sobre los problemas que tales herramientas pueden acarrear.
Si bien algunos dicen que pueden ayudar a redactar manuscritos si se usan
de manera responsable, otros temen que los defraudadores científcos las
utilicen para publicar rápidamente trabajos convincentes pero falsos, al
decir de Holly Else (2024, p. 1). En este sentido, aparecen las amenazas más
relevantes y que deben orientar los debates de las autoridades y docentes de
las instituciones de educación superior, y son las referidas a las competencias
y resultados de aprendizaje, propiedad intelectual, principios y valores.
Conforme ha quedado reseñado en la sección anterior, las competencias
se traducen en concretos resultados de aprendizajes a lograr en cada etapa
155
Revista Facultad de Jurisprudencia No.15
del proceso formativo. Es por ello que en la educación superior se puede
destacar como posible riesgo el hecho de que los estudiantes, asistidos por la
tecnología, y muy particularmente por la IA, se vean tentados a simplifcar
sus esfuerzos de búsqueda de información confable y no acudir a fuentes
primarias; de simplemente dejar que sea la IA la que, con las directrices
proporcionadas a través de un
prompt
, realice la tarea en escasos minutos;
le evite aplicar y desarrollar la capacidad de raciocinio, de pensamiento
crítico, analítico, creativo, lógico; de redacción, de expresión, de síntesis y
de resolución de problemas. Así, al realizar tareas académicas por medio de
prácticas poco éticas e irresponsables, utilizando las múltiples herramientas
tecnológicas, impide o al menos pone en riesgo el desarrollo de las mencionadas
competencias que son transversales, y, por tanto, fundamentales para su
formación.
Fernández coincide en que, dentro de las habilidades profesionales
generales del abogado, y que deben desarrollarse a lo largo del proceso de
enseñanza aprendizaje de la carrera de Derecho, se encuentra:
La competencia técnica, comunicación oral y escrita, inteligencia,
imaginación, capacidad de estudio, comprensión lectora, habilidad
para utilizar las tecnologías de la información y las comunicaciones más
avanzadas, capacidad de análisis y síntesis, capacidad de abstracción,
fexibilidad y adaptación mental. (2020, p. 18)
Al ser la IA simplemente una herramienta, no se puede perder de
vista que lo fundamental en la formación es desarrollar en la persona la
capacidad de pensar, de hacerlo de manera lógica, estructurada y basada
en fuentes sólidas y confables. De allí que se hizo célebre la frase “he
consumido mi tiempo y el de mis alumnos y si tuviera que volverlo a hacer
escogería enseñarles a pensar” pronunciada por Dijkstra en un debate en
1983, contestando a Arsac en la Universidad de Granada. La capacidad de
pensar de un aprendiz debe ir ligada a la capacidad creativa, la cual exige,
por una parte tener aulas con aprendizaje activo, [por otra] promueve la
transformación de sus mentes, convirtiéndolos en espacios abiertos capaces
156
Implicaciones y desafíos
de innovar, probando siempre y con la lógica de estar constantemente
tomando decisiones y asumiendo riesgos. La generación de ideas debe partir
desde un pensamiento complejo […] La capacidad crítica inicia desde la
gestión de la información, seguida de la comprensión lectora para fnalizar
en la realización de la actividad de aprendizaje. Respecto a lo creativo, el
aprendiz usa su imaginación para afrontar cualquier problema o situación
que se le presente en la tarea. (Castillejos, 2022, p. 17)
Estas palabras resumen el propósito esencial de toda formación,
de cualquier nivel de la que se trate y es, precisamente, el potenciar la
capacidad de pensar. Capacidad que se pone en riesgo cuando se hace un
uso irresponsable, excesivo, irrefexivo de las herramientas tecnológicas.
Hace décadas que algunos estudiantes abusan del Internet, por ejemplo, y
se limitan a “copiar y pegar”, sin realizar una exhaustiva lectura, revisión
y evaluación, sin reparar, consecuentemente, si los textos son pertinentes,
coherentes, confables, autorizados y actualizados.
Por otro lado, uno de los mayores confictos jurídicos que el uso de la
IA supone es sobre los temas de propiedad intelectual. ¿A quién se le puede
atribuir un escrito, un ensayo, una presentación elaborada por la IA, o con la
asistencia de la IA en el ámbito del Derecho?. Esto es más evidente cuando el
concepto de derecho de autor se refere a la persona física que crea una obra
y que, en consecuencia, tiene derechos inmediatos de propiedad intelectual
sobre la misma (Gudiño, 2020, p. 10).
Al momento ni siquiera se cuenta con herramientas sufcientemente
efcaces para detectar porcentajes de coincidencia o de plagio. En este sentido,
consultada la IA, a través de ChatGPT, sobre quién tiene la autoría de una
creación de texto que la misma proporciona ha respondido lo siguiente:
Como modelo de lenguaje, genero textos basándome en una mezcla de
información licenciada, entrenamiento con datos disponibles públicamente,
y contribuciones de usuarios anteriores. No se asigna la autoría de las
respuestas o textos que genero a ninguna persona específca. Si usas texto que
te proporciono, tú puedes considerarte el autor desde el punto de vista del uso
práctico del texto, especialmente en contextos informales o de uso personal.
157
Revista Facultad de Jurisprudencia No.15
Sin embargo, para publicaciones formales, académicas o comerciales, es
importante considerar las implicaciones de derechos de autor y originalidad,
dado que mis respuestas pueden contener elementos derivados de una
variedad de fuentes. (OpenAI, 2024)
Al momento tampoco existen acuerdos sobre la forma de referenciar las
citas y las fuentes consultadas, tema que urge ser atendido, lo que mantiene
latente el riesgo de irrespetar los derechos de autor y vulnerar principios y
valores.
A todo lo dicho, se suma el hecho de que, a lo largo de la carrera de
Derecho, como cualquier otra, el desarrollo de las competencias debe estar
perfectamente alineadas a principios y valores éticos. Sin embargo, algunos
valores éticos pueden entrar en conficto cuando se enfrentan a la IA, como,
por ejemplo, los de: honestidad, probidad, lealtad, veracidad, transparencia
y buena fe en la realización de las investigaciones y en la presentación de
resultados, en la exposición de aprendizajes, y en general, en todo el quehacer
académico. Ello, a su vez, pone en riesgo la excelencia académica que debe
caracterizar a todo estudiante de la PUCE.
Castillejos advierte que frente a la IA en la academia se “identifca
un problema de valores en el aprendiz”, puesto que “dentro de la gama de
herramientas y aplicaciones se entremezclan recursos que fungen como
hacks
para optimizar las actividades de aprendizaje, pero también están aquellas
vinculadas con las malas prácticas para la entrega de una tarea” (Castillejos,
2022, p. 11).
Por lo tanto, los problemas éticos pueden ser varios. Unos se derivan de
lo antes enunciado respecto al reconocimiento de los derechos de autoría,
por ejemplo: ¿dónde queda la honestidad académica cuando se usa IA para
realizar una tarea, en las que muchas veces ni se citan fuentes?; o, ¿cómo
pretender el desarrollo de las habilidades que se esperan como resultados
de aprendizajes sin desplegar los esfuerzos necesarios y sufcientes? Ello
sería como pretender desarrollar masa muscular sin tener sanos hábitos de
ejercicios, alimentación, hidratación y descanso.
158
Implicaciones y desafíos
Además de los riesgos o amenazas ya enunciados, se podrían destacar
los siguientes, que igualmente, podrán variar, según la herramienta de la que
se trate, conforme se enlistan en la Tabla 1 de la sección anterior. El uso de las
herramientas que proporciona la IA: puede limitar la capacidad de análisis
y la exposición a perspectivas divergentes, puede desconocer la creatividad
o el pensamiento crítico cuando se limita a realizar tareas con respuestas
específcas, proporciona respuestas limitadas a la instrucción otorgada,
puede desalentar el aprendizaje de reglas gramaticales, puede contribuir a
la disminución de la interacción humana entre docentes y sus estudiantes,
no contribuye al fortalecimiento de habilidades críticas, creativas, etcétera.
Lo que queda claro es que se hace necesario tomar medidas urgentes para
mitigar todos los riesgos enunciados y garantizar que la tecnología se utilice de
manera ética, responsable y efectiva para mejorar la experiencia educativa.
Carbonell también ya advertía, hace una década atrás, de otros tantos
riesgos como que “cada vez resulta más evidente que el mundo digital y
el mundo real no pueden separarse” (p.17), o que las entonces conocidas
como simplemente páginas web que ofrecen motores de búsquedas, hoy
ampliamente superadas por el desarrollo de la IA, fueron en el 2009
asociadas a la palabra estafa por tribunales franceses (Carbonell, 2014, p.19).
Además, alerta “sobre los enormes agujeros de seguridad que pueden poner
en riesgo nuestros datos personales (p. 45). Todo lo cual da cuenta del alto
riesgo de utilizar, sin la responsabilidad y discernimiento sufciente la IA
como herramienta para realizar trabajos e investigaciones académicas.
Estándares para un uso adecuado de la IA en la academia
A partir de la concientización por parte del docente y de los estudiantes
sobre las oportunidades y benefcios que brinda la IA para el proceso de
enseñanza aprendizaje, que destierre los temores y dudas respecto de su
aplicación; así como los riesgos y confictos jurídicos, éticos, entre otros,
que implicaría un uso irresponsable y desmedido de la IA en el proceso
de formación; conforme se ha desarrollado en las secciones anteriores, es
necesario, promover un uso de la IA en la Facultad de Jurisprudencia que
159
Revista Facultad de Jurisprudencia No.15
garantice el desarrollo de las competencias profesionales y el irrestricto
respeto de los principios y valores éticos. A continuación, se proponen
algunos estándares de usos de la IA como herramienta metodológica.
1. Sólido marco axiológico
:
debido a que la ética transversaliza
todo el quehacer humano, es fundamental generar, en los centros de
educación de todo nivel, un sólido marco axiológico. La dimensión
axiológica de todo proceso de enseñanza aprendizaje es “saber usar ética
y democráticamente la información. Adquirir actitudes, valores críticos
y éticos sobre la información y la comunicación.” (Area, 2015, p. 3).
El marco axiológico de la PUCE está contemplado en su estatuto (2023b,
Art. 4) que prescribe que se asumen los siguientes valores: responsabilidad
ante Dios y la sociedad, respeto a los derechos fundamentales del ser humano
y de la naturaleza, equidad y justicia, confanza mutua, excelencia académica
y transparencia. Por su parte, el Código de Ética de la Investigación y el
Aprendizaje institucional (PUCE, 2018), también en su Art. 4 prescribe los
siguientes principios éticos: pertinencia, desarrollo continuo de capacidades
y competencias, manejo responsable de la información y confdencialidad,
liderazgo y participación colaborativa, vinculación con la colectividad y
honestidad académica. Además enuncia las actitudes que se espera tengan
los investigadores y los estudiantes, tales como: realizar sus actividades
académicas “respetando las leyes, normas, reglamentos y procedimientos”
(Art. 6, b), revisar y actualizar con regularidad “sus conocimientos, métodos y
prácticas” (Art. 8, b), garantizar “resultados de alta rigurosidad” (8, e), realizar
actividades con calidad (Art. 8, f), aplicar el “principio de manejo responsable
de la información y confdencialidad” (Art. 10), documentar “las fuentes de
información y el proceso de análisis” (Art. 10, f), “asumir la responsabilidad
y crédito, incluyendo la autoría, solo del trabajo efectivamente realizado
y para el que han contribuido” (Art.12, p), mostrar “un comportamiento
absolutamente opuesto al fraude o deshonestidad académica” (Art. 15), “no
emplear herramientas digitales de traducción automática para la elaboración
de los resúmenes académicos” (Art. 16,e) (PUCE, 2018).
160
Implicaciones y desafíos
La IA, como herramienta metodológica, no es
per se
ni buena ni mala.
En este sentido, Saiph sostuvo que “las armas no matan personas, sino las
personas que las usan” (2024, p. 1). De allí surge la necesidad imperante de
que los individuos, en general, y los estudiantes de la carrera de Derecho,
en particular, consideren de manera refexiva el uso ético de la Inteligencia
Artifcial. Es preciso reconocer que su utilización puede presentar facetas
duales: un potencial positivo y otro negativo.
2. Adaptación permanente a las transformaciones digitales:
las
transformaciones digitales en un proceso de adaptación permanente
se van evidenciando paulatinamente, por una parte, en las diferentes
áreas jurídicas. Así, por ejemplo, los retos que implica para la
propiedad intelectual, a los nuevos perfles laborales y el derecho de
competencia, entre otros. Sobre este último, Galvez destaca que el
comercio electrónico, así como muchos avances tecnológicos que se han
consolidado en los últimos años, se ha convertido en un mecanismo
que promete revolucionar el mercado en el mundo por su efciencia y
capacidad de acercar a productores y consumidores (2020, p. 1).
Por otra parte, los cambios, que se imponen en el ámbito académico, son
entre otros, la desmitifcación de las fguras y roles de docentes y estudiantes,
del quehacer educativo y de la IA como tal. Desde que nos encontramos en
la sociedad del conocimiento y de la era digital, el tener acceso a información
ya no es privilegio de los que eran llamados maestros o iluminados, sino que
se encuentra al alcance de todos, y muy particularmente de los estudiantes
de nivel superior.
Así, desde hace décadas, el desarrollo tecnológico, y especialmente la
IA, implicó cambios en los roles docentes y estudiantiles, y en general en el
quehacer académico. El estudiante se ha convertido en el autor y generador
de su propio conocimiento, proceso en el cual el docente asume el rol de
guía y supervisor pedagógico, para motivar, direccionar, validar y evaluar los
resultados de aprendizajes, a la vez que deje fuir las competencias digitales,
muchas veces innatas de sus estudiantes, a fn de contribuir a un perfl de
egresado que sea “multialfabetizado” que no es nada más que un
161
Revista Facultad de Jurisprudencia No.15
individuo que posee los conocimientos habilidades y actitudes para
gestionar de forma responsable su PLE en un espacio digital. Está
consciente de sus necesidades de formación y de los recursos con las
que cuenta para seguir aprendiendo a lo largo y ancho de su vida.
(citado por Castillejos, p. 14)
En este orden de cosas, la PUCE reconoce en su proyecto educativo
que hay profesores más inclinados a la docencia y otros más atraídos por
la investigación; y para unos y otros crea las condiciones necesarias para su
plena realización y la generación de los mejores frutos (PUCE, 2021b, p. 16).
El proyecto educativo de la PUCE 2021-2025, deja en claro la premisa
de que, “formamos para un futuro que nadie conoce”. En este sentido los
esfuerzos deben ir encaminados a “responder a la complejidad de formarse
para el ejercicio profesional y la vida democrática en este porvenir volátil,
incierto, complejo y ambiguo que ya está aquí” (PUCE, 2021b, p. 13). De
allí la gran importancia de saber adaptarse permanentemente a los cambios,
a las nuevas necesidades sociales y demandas laborales de un mundo
moderno, cada vez más tecnifcado y globalizado. Consecuentemente la
PUCE despliega esfuerzos para adecuarse progresivamente a estos cambios
y deberá generar aún mayores espacios y condiciones para el desarrollo de
habilidades digitales de todos sus miembros.
3. Calidad:
“La calidad es un proceso que consiste en llevar al estudiante
desde sus potencialidades al máximo nivel posible de su desarrollo”
(PUCE, 2021b, p. 11). Según el documento institucional referido al
aseguramiento de la calidad “se busca la excelencia académica no como
un fn en sí mismo, sino como un medio y requisito para el cumplimiento
de la misión” (compromiso social y la formación integral) (PUCE, 2021a,
p. 1). En este sentido, el
Magis
Ignaciano “en el contexto universitario
se lo entiende como el compromiso de hacer las cosas lo mejor posible,
evitar la mediocridad y todo eso como un deseo de servir mejor a Dios”
(PUCE, 2021a, p.3).
162
Implicaciones y desafíos
Por lo tanto, no se deben escatimar esfuerzos por parte de la Universidad
para, por una parte, invertir en equipos y programas, siempre actualizados
que permitan permanecer siempre a la vanguardia del desarrollo tecnológico
y mostrar el liderazgo que ha caracterizado siempre a la PUCE; y por otra,
promover mecanismos y actividades para el uso responsable de la IA en los
diferentes ámbitos del quehacer académico. Estas son acciones apremiantes,
más aún cuando en el modelo de evaluación externa con fnes de acreditación
para el aseguramiento de la calidad universitaria, para el 2026, se encuentra
como criterio de evaluación de docencia que “el modelo educativo contempla
[…] mecanismos para el uso de inteligencia artifcial (CACES, 2023, p.60).
4. Creatividad, innovación y sana curiosidad:
si bien la primera
idea que surge ante el término creatividad es generar algo nuevo, es
necesario advertir que cuando se refere a esta como un estándar a tomar
en cuenta al momento de usar la IA, se debe dar un alcance mayor. En
este sentido, siguiendo a Carlos Churba, la creatividad supone actitud
y aptitud. Es “percibir, idear y expresar lo nuevo y signifcativo”, todo
lo cual supone un proceso y un producto, pero lo uno y lo otro debe ser
valioso y útil (citado por Schnarch, 2020, pp. 19-20).
En ocasiones, la creatividad e innovación surge a partir de la curiosidad
que hace las veces de un disparador para indagar, investigar, aprender; y es lo
que la IA, como herramienta metodológica, debería hacer en los estudiantes
para potenciar sus competencias. Así pues,
[u]n aprendiz universitario con pensamiento crítico es una persona que
busca más allá de lo que se le imparte en el aula, formula preguntas
y busca dar respuesta a sus propias interrogantes, producto de su
curiosidad. Motivado por su deseo de aprender evalúa la información
y llega a conclusiones y soluciones (Paul y Elder, 2003). Todo este
ejercicio implica interpretación, explicación, análisis, inferencia,
evaluación y autorregulación. (Terblanche y De Clercq, 2021, citados
por Castillejos, 2022, p. 17)
163
Revista Facultad de Jurisprudencia No.15
“La creatividad se mide por el resultado fnal —una nueva idea, un nuevo
producto, una nueva manera de hacer algo o una aplicación distinta de ideas
o recursos ya existentes— algo nuevo y diferente” (Schnarch, 2020, p. 21).
De allí la gran importancia de la transparencia, honestidad e integridad por
parte de los aprendices cuando utilizan la IA para sus trabajos académicos;
así como la supervisión docente, para validar la originalidad del resultado
alcanzado y evaluar el desarrollo de las competencias.
5. Capacitación y entrenamiento, con motivación e incentivos:
es
una verdad indiscutible que la motivación y el estímulo para cualquier
persona, independientemente de su edad o condición facilitan el
aprendizaje, más aún si quien enseña se encuentra también motivado e
involucrado en el proceso, y acompaña considerando las particularidades
y potencialidades personales de cada aprendiz. De allí la importancia
de motivar e incentivar, tanto a estudiantes como a docentes, a fn de
que se capaciten y actualicen de manera permanente, sobre los usos,
limitaciones y riesgos de la IA en la academia, para luego incorporar en
su quehacer académico la IA como metodología innovadora.
La capacitación a los estudiantes debería incluir el uso del
Legal Tech
, es
decir, que las asignaturas destinadas al desarrollo de competencias digitales
no se limiten al uso de programas de computación o al adecuado uso de
aulas virtuales. Como parte de la capacitación y de las necesarias directrices
generales institucionales es fundamental que se defna lo que se considera
buenos y malos usos de la IA, con la determinación de lo que puede o no ser
tolerable. En esta línea de pensamiento, no se debería prohibir o sancionar a
los estudiantes por utilizar la IA como herramienta metodológica, sino más
bien entrenarlos para que hagan de ella un uso adecuado.
La PUCE impulsa de manera constante procesos de “reinducción,
evaluación integral, retroalimentación y reubicación escalafonaria” para su
profesorado, a fn de que respondan “a los desafíos de la innovación educativa
y a las crecientes exigencias de la docencia e investigación” (PUCE, 2021b, p.
16). En este sentido, Fernández destaca que para el desarrollo de la actividad
profesional del abogado, entiéndase en este aporte tanto del aprendiz como
164
Implicaciones y desafíos
de los profesores de la carrera de Derecho, es necesario “estar creciendo
constantemente en el conocimiento de nuevas habilidades y destrezas”
(Fernández, 2020, p. 21).
En defnitiva, es fundamental fomentar de manera permanente la
cultura de la excelencia, de la calidad, del mejoramiento continuo, de la
innovación, en todos los ámbitos del quehacer universitario. Se debería
permitir, y más bien promover, que los trabajos de titulación sean proyectos
de emprendimiento, proyectos de verdadero impacto, de
new law
. Y en ellos,
como en cualquier otro trabajo de investigación, se exija referenciar la IA que
se utilizó, que se declare que se contó con la asistencia de dicha herramienta,
y de ser posible, con cita de autores y fuentes correspondientes. Que el
estudiante asuma la responsabilidad de declarar el porcentaje de aporte de
la IA en cada uno de sus trabajos académicos. De lograr una correcta actitud
estudiantil frente a la IA, ya no sería tan importante pretender que a través
de programas se identifquen porcentajes de coincidencias o plagio, que,
por cierto, hasta el momento ninguno ha demostrado ser verdaderamente
efcaz, sino identifcar lo verdaderamente humano. Para el efecto, se podrían
realizar mesas de diálogo encaminadas a la construcción colectiva de nuevas
metodologías, verdaderamente innovadoras, retadoras, efcaces, motivadoras
para los actores del quehacer académico.
6. Supervisión pedagógica
por parte de los formadores y tutores:
considerando los altos riesgos que el mal uso de la IA supone para
aprendices de abogados, la supervisión y acompañamiento permanente
del docente resulta fundamental. Se trata de una supervisión pedagógica
como estrategia docente para asegurar el aprendizaje, constatar,
valorar y evaluar el esfuerzo desplegado por el estudiante, así como la
información o trabajo realizado con la asistencia de la IA.
En este orden de cosas, Porcel y Vásquez señalan entre los objetivos de
la supervisión el favorecer la construcción y revisión de un marco conceptual
que permita la aproximación a la realidad “posibilitando su capacidad de
anticipar acciones”, el apoyar “en la construcción de un marco metodológico,
técnico e instrumental”, “el permitir que revise los valores y actitudes propias,
al tiempo que respete los de otras personas con las que interactúa”, y, por
165
Revista Facultad de Jurisprudencia No.15
último, el “lograr que llegue a interiorizar capacidades básicas para realizar
su acción profesional” (citados por Etxeberria y otros, 2018, p. 174).
En defnitiva, la supervisión pedagógica es una metodología que genera
un espacio para la refexión y revisión de la acción y al mismo tiempo
favorece un diálogo contrastado entre las referencias teórico-conceptuales
y la práctica (Etxeberria y otros, 2018, p. 175). Es por todo lo expresado
que es una metodología útil para el desarrollo de las competencias, tanto
transversales como disciplinares, por lo que no se la puede limitar para el
acompañamiento y evaluación solo de las prácticas preprofesionales.
7. Progresividad:
como todo proceso, el uso y aplicación de la IA en la
carrera de Derecho debe ser de manera progresiva y secuencial. En los
primeros niveles de la carrera podría resultar mayormente riesgoso el
permitir que los trabajos académicos se realicen con la asistencia de IA.
Apenas se están superando los estragos que ha dejado la teleeducación
o la educación en línea obligada por la pandemia, que dio paso a una
serie de desórdenes y relajamientos en el quehacer de los estudiantes,
lo que se ha visto refejado en el desempeño una vez retornados a la
presencialidad.
Primero es necesario desarrollar y potenciar las competencias
transversales de los aprendices de abogados, para que, en niveles superiores,
y de manera paulatina, una vez capacitados sobre los alcances y limitaciones
de la herramienta tecnológica puedan utilizarla con la supervisión ya
mencionada como otro de los imprescindibles estándares.
Para ilustrar lo dicho, es como si a la oruga, convertida en pupa
(crisálida), con el fn de acelerar el proceso de metamorfosis para que se
convierta en mariposa, se le hace una incisión, en cuyo caso la esperanza de
que vuele se verá completamente frustrada, y nunca la mariposa completará
su desarrollo ni desplegará sus alas para volar. Por tanto, si no se quiere
malograr el desarrollo de los aprendices abogados, se les debe permitir que
aprendan primero destrezas básicas tales como pensar, analizar, redactar,
sintetizar, aplicar, evaluar y resolver problemas antes de dejarlos a la deriva
de la IA.
166
Implicaciones y desafíos
CONCLUSIONES
En la Facultad de Jurisprudencia de la PUCE en este momento
coexisten dos planes de estudios para la carrera de Derecho. Ambos han
sido diseñados a partir del modelo por competencias, que se materializa en
concretos resultados de aprendizaje; es decir, en lo que el egresado estará
en capacidad de hacer, y que se refejan en el perfl profesional diseñado
como resultado de las nuevas exigencias sociales y laborales, y en torno al
cual se deben canalizar todos los esfuerzos y actividades pedagógicas. La IA
ha irrumpido en todos los espacios y ha venido para quedarse, de allí que
merezca especial atención de todos los actores de los diferentes ámbitos, y
en particular el de la academia, que es el que ocupa este artículo. Es por
ello que la irrupción de la IA en la Facultad de Jurisprudencia tiene muchas
implicaciones y desafíos ante los cuales se tiene todavía respuestas rezagadas,
pero aun así es necesario seguir liderando los procesos de cambios, alertando
a todos los involucrados convocándoles a acciones concertadas y efcaces. Los
cambios deben estar direccionados a potenciar las habilidades digitales tanto
de docentes como de estudiantes, y de actualizar de manera permanente
los conocimientos acerca de las herramientas tecnológicas y su aplicación
metodológica.
Existe aún mucho desconocimiento respecto a las oportunidades y
amenazas que presenta la IA en el proceso de enseñanza aprendizaje. Se
desconocen, además, los riesgos a los que se exponen los estudiantes por el
mal uso de la IA, y por la falta de supervisión pedagógica por parte de los
docentes. Hemos destacado entre los riesgos más relevantes, en primer lugar,
el que no se alcancen en nivel óptimo ciertas competencias transversales y
disciplinares, como por ejemplo el razonamiento jurídico, la capacidad de
síntesis, de argumentación, de expresión oral y escrita, y de resolución de
problemas. En segundo lugar, los confictos jurídicos, como el irrespeto de los
derechos de autor, al no referenciar las fuentes consultadas; y, en tercer lugar,
los confictos que acarrea la inobservancia de principios y valores éticos y
cristianos que inspiran y sustentan todo el quehacer de la PUCE.
167
Revista Facultad de Jurisprudencia No.15
No hay duda de que la IA genera aún muchas otras incertidumbres; de
allí que resultan pertinentes palabras expresadas en el contexto de la Semana
de la Propiedad Intelectual, evento organizado por CEDIA y la PUCE, en el
sentido de que “a mayor velocidad de la innovación, mayores son las dudas”
(Navarrete
1
). Razón por la cual aún no existen respuestas para la mayoría de
las interrogantes que a propósito de la IA se generan; sin embargo, “algo se
debe hacer, y sin duda se hará” (García
2
). Por lo tanto, corresponde a todos
los actores de la comunidad universitaria aunar esfuerzos para asegurar
que la irrupción de la IA en la academia no promueva un facilismo, o una
distorsión de los resultados de aprendizaje previstos en los planes de estudios
ni mucho menos una falta de transparencia o de honestidad; sino todo lo
contrario, que sea utilizada como una efectiva herramienta en la potenciación
de las habilidades y destrezas de los aprendices, quienes deberán, utilizando
de manera responsable y ética la IA, aprovechar el tiempo que esta les
permite ahorrar en la exploración de información relevante y actualizada,
para profundizar en la refexión, el análisis jurídico crítico y la búsqueda de
alternativas válidas y efcaces de solución a los problemas.
Ante tal situación, y al entender que se trata de una realidad en
permanente construcción y cambio, se plantea en la tercera sección estándares
para garantizar, por un lado, el adecuado desarrollo de las competencias
previstas en el modelo educativo de la PUCE y de los planes de estudios de la
carrera de Derecho actualmente vigentes en la Facultad de Jurisprudencia;
y, por otro, el respeto de los principios y valores éticos y cristianos. Tales
estándares se referen a: un sólido marco axiológico, adaptación permanente
a las transformaciones digitales, calidad, creatividad, innovación y sana
curiosidad, capacitación y entrenamiento, con motivación e incentivos,
supervisión pedagógica y progresividad.
Se espera que este artículo contribuya al desarrollo de acciones
efectivas por parte de todos los actores académicos, para alcanzar, a través
1
En discurso de apertura de la Semana de la Propiedad, en su calidad de Vicerrector de
Investigación, Innovación y Vinculación, evento organizado por CEDIA y la PUCE (24-IV-
24).
2
El tema de su exposición fue: “Y ahora… ¿qué hago con esto? Refexiones sobre la velocidad
de la innovación y los tiempos del Derecho”, 24-IV-24.
168
Implicaciones y desafíos
del proceso de enseñanza aprendizaje, la formación profesional de abogados
multialfabetizados. Los futuros profesionales, que hoy se encuentran en
formación, deberán responder a las exigencias siempre cambiantes a un
ritmo vertiginoso, de la actual y futura era digital. Se ratifca el compromiso
de seguir investigando para aportar de manera práctica a los grandes desafíos
que la IA presenta tanto en la formación como en el ejercicio profesional de
la abogacía.
169
Revista Facultad de Jurisprudencia No.15
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